Es una investigación que podría cambiar lo que conocemos sobre una de las poblaciones más antiguas de Mesoamérica.
Este noviembre un grupo de científicos estadounidenses reveló el descubrimiento de una red de trampas para pescar ubicadas en el santuario Crooked Tree, en el norte de Belice, construido por los arcaicos hace unos 4.000 años.
Se trata de 167 estructuras en forma de zigzag que se extienden 107 km en un humedal que se inunda por temporadas, y que demuestra que estos grupos, que habitaron el continente americano entre el 8.000–2.000 a.C., no eran nómadas del todo, como se creía.
«He estudiado durante años a estos grupos arcaicos, y es bien difícil encontrar cualquier rastro de sus asentamientos, son muy efímeros. Este es muy distinto porque sugiere que ellos estuvieron en un solo espacio al mismo tiempo durante meses», dice sobre el descubrimiento Marieka Brouwer Burg, antropóloga de la Universidad de Vermont.
«Es la primera vez que vemos que se asientan durante al menos algunas temporadas del año. Puedes preguntarte, por ejemplo, ¿qué más hicieron durante ese periodo? ¿Intercambiaron información sobre una región más amplía? ¿Ideas sobre herramientas y técnicas? ¿Parejas?», plantea.
Una sequía ocurrida entre los años 2200 al 1900 a.C. pudo haber sido el detonante para que los arcaicos, quienes se dedicaban a la recolección y la caza de animales, cambiaran su tendencia de migrar, y diversificaran su forma de conseguir alimentos a través de las trampas de pesca que les requerían estar en un solo lugar durante determinados periodos de tiempo.
Según la también antropóloga de la Universidad de Hampshire Eleanor Harrison-Buck, quien junto a Brouwer Burg es una de las autoras del estudio, en algún punto los canales para pescar tuvieron la capacidad de alimentar a unas 15.000 personas.
Un avance como éste, continúa la arqueóloga, pudo ser el motor para el crecimiento de la posterior civilización maya, quienes durante la primera etapa del periodo formativo (aproximadamente 2000 a.C. a 200 d.C.) habrían usado el sistema elaborado por los arcaicos en la Península de Yucatán.
El más antiguo de Mesoamérica
Para estudiar los canales, que se visualizan mejor desde el aire, el equipo de científicos usó imágenes de satélite de Google y drones.
«Son canales poco profundos, que se ven mejor desde el aire. Los identificamos primero con Google Earth, luego con datos de teledetección por satélite y después usamos drones para volar más bajo y obtener modelos digitales de su elevación», comenta Harrison-Buck a BBC Mundo.
Unos 11 de estos canales se identificaron en estudios del pasado. Sin embargo, fueron catalogados como posibles sistemas de riego para agricultura durante el imperio maya.
La investigación del equipo de Brouwer Burg y Harrison-Buck, publicada en la revista Science Advances, no solo encontró muchos más canales, también comprobó su antigüedad luego de realizar excavaciones y enviar muestras para dataciones de radiocarbono.
La instalación de captura resultó ser la más antigua registrada en Mesoamérica.
«No sabíamos que pertenecían a este periodo arcaico, eso fue un gran descubrimiento», detalla Harrison-Buck.
Aunque no en los canales, pero sí en el humedal alrededor de ellos, los investigadores encontraron remanentes de puntas de lanza con púas, que pudieron haberse usado para pescar, y hachas que -teorizan- se implementaron para cavar los canales.
De acuerdo con Brouwer Burg, artefactos similares han sido encontrados en otras excavaciones relacionadas al período arcaico.
«Esas herramientas no son una señal inequívoca, pero es un muy buen indicador de que hubo una ocupación arcaica en determinado periodo de tiempo», indica la académica.
Un sistema sustentable
Las científicas creen que cuando el agua inundaba los humedales, los peces y otras especies marinas entraban en los canales y quedaban atrapados una vez retrocedía el mar.
Para construir el sistema, las comunidades que habitaban la zona tuvieron que «entender» mucho sobre hidrología, algo que probablemente les debió tomar cientos de años de observación.
«Estamos hablando de probabilidades, pero en todo caso tuvieron que haber observado el periodo de sequía y entender que lo que alguna vez fue una laguna perenne, se convirtió en algo estacional», dice Harrison-Buck.
La experta sostiene que aún investigan si todas las trampas se elaboraron a la misma vez.
«Están conectados los unos con los otros. Quiero decir, son un zigzag por el que el agua fluye en un enorme humedal. Para lograr algo así, distintos grupos tienen que trabajar juntos», continuó.
Ambas piensan que el sistema de trampas para pescar es, además, un ejemplo significativo de cómo manipular y usar un terreno para la producción de alimentos de forma sustentable.
La técnica, detallaron, ayudó a estas comunidades a ocupar la zona durante miles de años.
«Fueron capaces de pescar tanto tiempo por sus técnicas resilientes e innovadoras, pero también porque fueron conscientes de que debían mantener esos recursos acuáticos», dice la arqueóloga de la Universidad de New Hampshire.
«Eso es algo que no se ha enfatizado demasiado sobre esta investigación, pero, en definitiva, es un mensaje que todos nos debemos llevar a casa», sostiene.